viernes, 19 de noviembre de 2010
FALANGE AUTENTICA
Este partido, por su nombre, por la historia, parte desde una posición muy débil. Hay mucho prejuicio respecto a todo lo que se llame Falange (lo cual, en buena medida, es comprensible). Por eso su cartel rebosa humor, ironía, muestran una cara alegre no catastrofista de una realidad "en desaceleración internacional". Este, en concreto, se dirige personalmente al votante. Pero más que votos, lo que esta formación parece perseguir es lograr ser bien vista, no ser prejuzgada. No hay más que recordar las palabras de Jose Antonio al respecto,
"Ayer, por última vez, expliqué al Tribunal que me juzgaba lo que es la Falange. Como en tantas ocasiones, repasé, aduje los viejos textos de nuestra doctrina familiar. Una vez más, observé que muchísimas caras, al principio hostiles, se iluminaban, primero con el asombro y luego con la simpatía. En sus rasgos me parecía leer esta frase: "¡Si hubiésemos sabido que era esto, no estaríamos aquí!"
Acercarse a su ideario es descubrir un partido volcado con el ciudadano y con el compromiso social. Esta falange no es antiestética, no se caracteriza por ese merchandising patriotero tan típico de los grupúsculos falangistas. Es distinta, auténtica. Parte de una escisión en la historia de la falange, aquella que fue reprimida por mantenerse fiel al ideario joseantoniano y no aceptar la unión con los carlistas y quedarse diluida en una formación al servicio del régimen franquista.
Se podrá estar o no de acuerdo con ellos, pero lo que sí es seguro es que, tras conocerla, la verás con otros ojos.
Sigo pensando...
miércoles, 17 de noviembre de 2010
YO LEO PATRIA SINDICALISTA
Con referencia a distintas convocatorias a actos de diversa índole, a celebrar estos días, en los que, conjuntamente, se homenajea a Francisco Franco Bahamonde, anterior jefe del Estado, y José Antonio Primo de Rivera [imagen adjunta], fundador de la Falange, la redacción de «Patria Sindicalista» señala:
Que de dichas convocatorias no pueden participar los falangistas, porque entendemos que al tratar, burdamente, de unir ambos personajes se procede, por enésima vez, a una grosera manipulación histórica que, desde nuestro punto de vista, desvirtúa seriamente el sentido último del ideario nacional-sindicalista, en tanto en cuanto el franquismo supuso, de facto, una barrera infranqueable al proyecto revolucionario al que aspiraron los camaradas de la primera hora.
Francisco Franco Bahamonde, no está de más recordar, fue el responsable directo, entre otros actos hostiles a nuestra organización política, del encarcelamiento de nuestro segundo Jefe Nacional, Manuel Hedilla Larrey, la unificación manu militari de Falange Española de las JONS —convenientemente descabezada— con otras agrupaciones políticas ajenas e incluso contrarias a la doctrina y aspiraciones del ideario falangista y, no contento con ello, coadyuvó a bastardear, desde su perenne «jefatura», unos símbolos y un estilo hasta llegar a convertirlos en grotesca parafernalia para uso y disfrute los sectores más reaccionarios e inmovilistas del país.
Quienes quieran homenajear a Francisco Franco Bahamonde —padrino político, dicho sea de paso, de Juan Carlos de Borbón, su sucesor en la Jefatura del Estado— están en su perfecto derecho. Allá cada cual con sus nostalgias, frustraciones y resentimientos. Pero nunca utilizando la figura de José Antonio Primo de Rivera, ajena a la naturaleza excluyente del Régimen franquista y sus derivas, a su discurso —netamente derechista, patriotero y monárquico— y, como consecuencia de pactos de 1953 con el entonces presidente norteamericano, Dwight David Eisenhower, con nuestra soberanía nacional hipotecada al criminal-imperialismo. La práctica política del Régimen franquista, unas veces disfrazada bajo los procedimientos de la autarquía cuartelera y otras bajo los oropeles del aperturismo burgués-opusdeísta, siempre tuvo como norte soluciones capitalistas —esto es, antifalangistas— que, obviamente, hemos rechazado en el pasado y rechazaremos siempre.
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